Chaparrón nos habla de cómo los aspectos negativos de la vida matrimonial pueden llegar a ser abrumadores y estresantes. Setsuko Hara interpreta a una mujer cuya existencia parece reducirse a nada más que sobrevivir con dos comidas diarias y pelearse constantemente con su marido. La tarea del marido es dar la apariencia de que la situación no puede continuar así mucho más, pero sin aceptar la idea de que su esposa consiga un trabajo para mejorar la situación financiera de la pareja. Él siente que se deberían separar y así poder volver a su aldea y comenzar una nueva vida. Los celos brotan entre los vecinos ya que cada uno ve al otro como afortunado por tener un cónyuge mejor y más comprensivo que el propio. El final es una maravillosa metáfora de cómo los dos protagonistas deben trabajar juntos para que el mundo no explote en sus narices. (FA)