Un grupo heterogéneo de oficiales aliados recluidos en un campo de prisioneros alemán de máxima seguridad -de nombre Colditz, un castillo al que el alto mando alemán enviaba a los expertos en fugas- desafía los poderosos muros de su encierro con imaginación y coraje. Al principio son sólo intentonas frustradas y dispersas, que se convierten en la gran evasión cuando una mente rectora y unificadora -el coronel británico Richmond- consigue limar diferencias entre los diferentes temperamentos nacionales.