En una balsa, junto a un picnic abandonado, aparecen el cadáver de un bebé y su madre, ahogados, y el del padre con un disparo en la sien. No tardan en averiguar que se trata de una familia de exitosos emigrantes españoles que habían decidido volver a España. Germán es detenido. En la comisaría es brutalmente “interrogado” hasta que firma una declaración admitiendo haber matado a la mujer de Eduardo, el policía al que dejó en una silla de ruedas. Margarita y sus compañeros lucharán por demostrar su inocencia enfrentándose a un muro de corporativismo policial que ya ha condenado al periodista.