Lucía encuentra un cachorrito en la calle y decide adoptarlo. Piensa que toda buena estrella del espectáculo tiene un perrito. El único detalle es que a Lucía no le gusta cuidar perros. Y, lamentablemente, además de pasearlo y enseñarlo, tiene que cuidarlo. La relación va de mal en peor y el perro la acaba odiando. Paralelamente, Encarni, a espaldas de Carlos, lanza un violento ataque a la casa okupa. Publica en el periódico que en la casa funciona un club de alterne para crearles mala fama y poner el barrio en contra. Pero el plan le saldrá mucho peor de lo que es capaz de imaginar.