Durante la primavera de 1984, asistimos a varios milagros en San Genaro. Como la ascensión del bistrot, que recibe visitas de famosos nacionales e incluso algún internacional, como la de un director de cine holandés. Gracias a él Antonio consigue el primer contacto europeo interesado en su vino, pero el hecho de que Antonio no hable inglés puede ser un obstáculo para que el negocio prospere.