Para curar a Herman de su hipo, el abuelo lo pone en trance con Transylvanian Brain Freeze. Mientras tanto, se envían un par de promesas de fraternidad para pasar una noche en la casa de Munster como parte de su iniciación. Pensando que dormir a Herman es un tonto, lo llevan a una casa de hermandad, donde se despierta de su trance.